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Brihuega, cuyo nombre deriva del vocablo íbero “briga”, significa lugar fuerte o amurallado, como demuestra, aún hoy, la conservación de más de un kilómetro de muralla de origen árabe perteneciente, en su mayoría, a los siglos XI-XIII, la cual podemos admirar caminando por sus calles e introduciéndonos en el casco antiguo a través de cualquiera de sus tres puertas emblemáticas y originales perfectamente conservadas. Conocida en la Edad Media como “Castrum Brioca”, o castillo sobre la roca, la Villa de Brihuega se alza en lo alto de un risco, desde donde domina la vega del río Tajuña. Situación estratégica que la hizo lugar de paso de algunos de los principales personajes de la época, así como escenario en el que se libraron importantes batallas de la historia de España.

Cuenta con una enorme riqueza patrimonial entre la que destacar su castillo, diferentes iglesias góticas, conventos, su muralla medieval y diversas fuentes monumentales. Además de su patrimonio histórico, Brihuega es también conocida como el “Jardín de la Alcarria”, debido a la abundancia de manantiales subterráneos que manan de sus numerosas fuentes, ornamentales y de abastecimiento que pueden encontrarse repartidas por las diferentes calles y plazas del pueblo.

Entre su patrimonio paisajístico destacan los Campos de Lavanda, planta aromática típica de la zona, que florece durante el mes de julio en los alrededores de toda la Villa de Brihuega, tiñendo los campos de un hermoso violeta para ofrecer uno de los paisajes más bellos y espectaculares del verano castellano.

Qué ver y qué hacer


Gran parte de la actividad del pueblo se desarrolla en la Plaza del Coso, donde se encuentra el Ayuntamiento, allí podréis admirar las dos monumentales fuentes barrocas del coso, construidas en conjunto con la antigua Real Cárcel, por encargo de Carlos III, robusta construcción de 1781 que sirvió después como escuela y biblioteca, siendo actualmente la Oficina de Turismo, parada indispensable para todos aquellos que quieran aprovechar al máximo su estancia en Brihuega, pudiendo visitar, conocer y disfrutar de sus lugares, rincones y monumentos más emblemáticos. En esta misma plaza se encuentra otro de los atractivos que no podéis dejar de visitar, las cuevas árabes que, horadadas en los siglos X y XI, recorren unos 8 kilómetros del subsuelo de Brihuega, algunos de cuyos arcos de las galerías se cree podrían ser de origen visigodo, siendo su datación incluso anterior a estas fechas.

Estas cuevas han servido a los lugareños como protección y vía de huida durante los asedios ya que los túneles tenían salida más allá de las murallas de la villa. En épocas de paz han sido utilizadas como almacén de alimentos, debido a la temperatura constante de unos doce grados centígrados que mantienen. Parte de ellas pueden visitarse obteniendo los tickets en la Carnicería Hermanos Gutiérrez junto a la entrada.

El Castillo de la Piedra Bermeja, monumento que destaca por su tamaño, belleza y buena conservación, es el edificio más antiguo de la población cuyo origen se remonta a época califal. Construido entre los siglos IX y XI fue residencia veraniega de los reyes taifas de Toledo hasta 1085, en especial de Al-Mamún, quien lo donó a su huésped y refugiado don Alfonso, después rey de Castilla y conquistador de Toledo. Monarca que donó Brihuega y su castillo a los arzobispos de la sede primada, quienes lo poseyeron hasta el siglo XVIII. Legado árabe consagrado como una de las fortificaciones más complejas de Guadalajara, que por su larga historia ha ido incorporando construcciones y elementos de distintos estilos como el gótico o el románico que pueden admirarse hoy día. Junto a la muralla que lo rodea encontramos la impresionante iglesia gótica de Santa María de la Peña, patrona de los briocenses, el Prado de Santa María fue el antiguo patio de Armas de la alcazaba musulmana, llamando la atención que en el interior del castillo se encuentre el cementerio municipal de Brihuega.

Ubicados dentro del recinto amurallado del Castillo de la Piedra Bermeja, en el antiguo Convento Franciscano de San José, se pueden visitar tanto el Museo de Historia de Brihuega, como el insólito Museo de Miniaturas del Profesor Max, célebre ilusionista que reunió una gran colección de miniaturas traídas del todo el mundo, contando entre ellas con cuatro Récords Guinness. Visita de lo más curiosa y entretenida, que sorprenderá no sólo a los más pequeños, donde encontraréis desde la casita de muñecas más pequeña del mundo a pulgas disecadas, cuadros pintados en cabezas de alfiler o la impresionante obra de ‘La última cena’ pintada en un grano de arroz.

Entre la oferta de visitas guiadas destaca la Ruta de las Fuentes de Brihuega, a través de la cual podréis conocer cada una de las fuentes más significativas de la villa y su historia, como por ejemplo la Fuente de los Doce Caños, también conocida como Fuente Blanquina, es la fuente de mayor tamaño y una de las señas de identidad de Brihuega, quedó prácticamente destruida con la Guerra Civil, siendo reconstruida en 1940. Cuenta con veinticuatro caños, doce en la parte frontal y otros doce en la parte trasera que sirven de soporte abasteciendo al lavadero municipal.

La iglesia de San Felipe es una de las construcciones más bellas de la villa, destaca por su portada de estilo románico de transición al gótico y características basilicales. Construida en el siglo XIII, conserva interesantes elementos arquitectónicos y ornamentales como sus tres naves con bóvedas de crucería, sus cinco arcos sostenidos por esbeltas columnas de extraordinarios capiteles florales, sus dos pilas de agua bendita y su esplendorosa pila bautismal. Cuenta con una torre campanario octogonal que no está completamente unida al templo ya que se construyó aprovechando uno de los torreones de la antigua muralla. A lo largo de su historia ha experimentado diferentes remodelaciones. En diciembre de 1710 tuvo lugar en tierras alcarreñas la considerada última gran batalla de la Guerra de Sucesión: la Batalla de Brihuega-Villaviciosa, asalto en el que sufrió grandes destrozos. En 1904 un incendio arrasó toda su techumbre e interior dejando grandes desperfectos y siendo utilizada como almacén de piensos durante la Guerra Civil Española. Sin embargo, su posterior reconstrucción aumentó su esbeltez y sobriedad que en la actualidad podemos admirar.

La iglesia de San Miguel fue construida en el siglo XIII de estilo románico de transición, con influencias del más puro mudéjar toledano, al que recuerdan sus ábsides, incorporando además diversos estilos ornamentales y elementos del gótico que se empezaba a conocer en España. Su interior cuenta con tres naves, separadas por arcos apuntados de ladrillo de decoración simple. La nave central tiene muros de aparejo perforados con vanos de distintos tipos y decorados con elementos de ladrillo. Su acceso cuenta con un arco triunfal apoyado en columnas con capiteles de decoración vegetal. El techo del ábside se encuentra cubierto por una inmensa bóveda con nervios realizados en ladrillo visto, con forma de de estrella de seis puntas. La nave principal se cubre de una estructura con acristalamiento que permite la entrada de luz cenital, reconstruida a mediados del siglo XX, momento en que se rehabilita el edificio y su techado, totalmente destruido durante la Guerra Civil, cuando se perdió también el espectacular retablo plateresco del s XVI dedicado a San Miguel con el que contaba la iglesia y que hoy día puede apreciarse a través de las fotografías tomadas a principios de siglo XX. En la actualidad la iglesia de San Miguel es el Auditorio Municipal, destinado y abierto al público para actos culturales y eventos musicales.

Por último, para completar la visita a esta histórica parte de la Alcarria, no podéis dejar de visitar dos impresionantes e imprescindibles lugares en los alrededores de Brihuega como son las singulares Ruinas de Cívica a menos de 12 Km de Brihuega por la CM-2011, paraje descrito por el Premio Nobel D. Camilo José Cela como «…una aldea tibetana o el decorado de una ópera de Wagner» que, tanto por las vistas sobre Cívica como por sus tobas cercanas, salpicadas por el agua que mana de las fuentes de la pedanía, bien merecen una visita. Como para, finalmente terminar el recorrido, disfrutar durante finales del mes de junio y todo el mes de julio, de un atardecer único entre los hermosos y fotogénicos Campos de Lavanda, que ofrecen un maravilloso espectáculo en su floración, desprendiendo su aroma y tiñendo de un precioso color morado, como si de un mar se tratase, los campos de la zona.